¡Finalistas!
¡Ya conocemos a todos los finalistas y premiados de Rendibú 2024!
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Oasis: una palabra, dos significados. Es un paraje de un desierto en el cual se puede encontrar agua y vegetación; a la ilusión de percibirlos se le llama espejismos; un oasis puede ser también un refugio mental y físico para evadirse o protogerse de las inclemencias vitales. Aquí, en este particular oasis, se busca el diálogo entre lo literal y lo más imperceptible de nuesta cotidianidad.
El espejismo nace de la necesidad, se sueña con lo que se anhela, una solución, un remedio balsmámico donde neutralizar la hostilidad que sufrimos en nuestros días.
El desierto, aquí, son espacios urbanos, playas abarrotadas, el desierto nace del ruido. Es labor del que mira poder aislarse en un espacio de silencio, hacer de lo cotidiano un remanso de paz.
La obra que aquí se presenta nos habla de este oasis a modo de espejismo. Una serie de dípticos en la que a veces se busca el enfrentamiento, y en otras, la armonía. Acompañada de fotos individuales crea un discurso en el que se describe ambas lecturas del concepto de oasis que da título a la colección.
El turismo supone el principal sector de la actividad económica de España, y Cartagena, ciudad ubicada en el sureste del país, es un buen ejemplo de ello.
Factores como su enclave privilegiado en el Mediterráneo, y un patrimonio que se remonta a más de tres mil años de historia, han contribuido a desarrollar su
atractivo como destino turístico durante las últimas décadas, y como consecuencia, decenas de cruceros cada año hacen escala en la ciudad portuaria, y miles de
turistas la eligen para pasar sus vacaciones.
Este proyecto a largo plazo se centra en lo que ocurre después de que atraquen los barcos en la terminal de cruceros y descarguen a cientos de turistas; a cómo la ciudad, y en especial su núcleo urbano, se transforman por unas horas en un hervidero de gente procedente de países como Alemania, Inglaterra o Francia, entre otras nacionalidades. Y a cómo estos visitantes interactúan con el medio, y en cierto modo, lo transforman para los habitantes locales en múltiples aspectos.
Es este, por tanto, un ensayo de esa interacción entre el visitante y el medio que visita, que abre el encuadre un poco más allá de los márgenes de la típica postal de Héroes de Cavite, de la Muralla de Carlos III, o del Palacio Consistorial, y muestra al turista como una parte más de la ciudad, un elemento ‘líquido’ que viene y va, pero tan presente en Cartagena como el mazizo y firme Teatro Romano, símbolo de la riqueza turística de la ciudad, donde en la actualidad uno no se entendería sin el otro y viceversa.
No es fácil captar momentos casuales cuando sacas la cámara. La gente se pone nerviosa, o realiza alguna mueca. La clave está, en tener la cámara siempre en la mano y estar preparado. Mas tarde solo queda plasmar tu estilo en el revelado.
Pasamos por muchos momentos en la vida, que nos llenan de sentimientos que a veces no sabemos ni expresar con palabras. Ese agobio que nos tiene con el agua al cuello, esa ansiedad que no nos deja en paz o esa inexplicable razón por la que esa persona se fue. Las siguientes fotografías, tratan de explicar al menos unos pocos de estos sentimientos que a veces se dejan caer por nuestras vidas.
El día de un autónomo que se dedica a la venta ambulante empieza en la cocina de su casa, desayunando solo, antes de que salga el sol.
Arrancas tu vieja furgoneta cargada con todo el género y pones rumbo a un pueblo o una aldea donde crees que podrás vender algo. Son aldeas en las que no hay comercios y los habitantes hacen la compra de la semana el día de mercado, sin importar las condiciones meteorológicas que hayan.
Cuando llegas, sacas los hierros, el esqueleto del puesto. Están fríos, mojados y es fácil hacerse daño con ellos, pero es lo único que te va a mantener seco un día de lluvia, o a la sombra en un mes de verano.
Sacas el agua de encima del plástico que te cubre de la lluvia. Si se hace bolsa, puede llegar a romperse y mojar todo el producto.
Una vez que el puesto está montado, solo queda esperar, de pie, a que una señora mayor lo más probable, se decida por comprar algo.
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Andrea Pateña